El monasterio poseía una gran cantidad de terreno de regadío que era trabajado por criados y vasallos. Aún se pueden ver ciertas dependencias y huertas, en un entorno regado por el río Cúa, que evidencian el alcance de las posesiones de la abadía en el siglo XII, gracias a las donaciones regias y particulares.
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Viñedos y palomar |
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